Tal vez les parezca tonto y ocioso un video donde se ven adultos arrastrándose por el suelo, aparentemente sin sentido.
Y lo paradójico de la lección es que ese "sin sentido" es lo que le da un verdadero valor al juego. Aprendemos a ser papás, pero olvidamos el ser niños.
Una lección muy grande en el taller de masculinidades, fue regresar a jugar sin sentido alguno, para divertirse por solo el divertimiento en sí, sin el fin de ganar o perder, solo divertirse; como lo hacen los niños, sin roles o guiones.
Fue maravilloso reencontrar a ese niño interno, para después ir a casa a jugar con el o los hijos de uno, divertirse con ellos y paternar de una manera mas cálida, amorosa.
Invitados a participar con el Colectivo de Hombres Nuevos de la Laguna